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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cap. 2: Accidente.

-No, no, no, Catherine Taylor, no me vas a comprar esta vez -me dijo Amy cuando le avise que estaba en la tienda comprando su café favorito, su revista y a deleitarla con mi compañia.
-Vamos, no te enojes conmigo, sabes que no queria ir.
-Cath, debiste ver al chico, estaba incomodo, y era muy apuesto, le arruinaste la noche.
-Perdón, pero ya me conoces.
-Pense que cambiarias -suspiró- pero te acepto el café, estoy en la oficina, te espero.
-OK, adiós.
Colgue y sonrei euforica.
¡Punto para mi! Vaya que yo si conocia a mi amiga.
Espere en la fila eterna, hasta que unos 20 minutos despues por fin estaba a punto, de no ser por un señor de unos ochenta y tantos.
-No hay de ese café señor... -le decia una y otra vez la dependienta cansada ya del viejecito.
-¡¿Como que no?! ¡Es un clásico!
-No hay del que pide...
-No pagaré por esto -sentención con su vaso en la mano.
Mmm, moka.
Una locura en la vida no te mata jamas. Tomé de mi bolso los 5 dólares que costaba y al momento de ponerlos en el mostrador, el viejecito se sobresalto, en un segundo tome el café y sali corriendo. No es un delito, pagé.
Maldito dia en el que decidi usar tacones. Cruzé varias manzanas por si acaso, aunque nadie parecia seguirme. A unas cuantas calles, decidi tomar un poco de aire.
Inhala, Exhala.
Me quite los finos tacones que Amy se atrevio a comprarme, diciendo que "los necesitaba".
¡Mierda! No debi correr con ellos. Los tacones estaban enlodados, los tacones rasgados y la piel tecnicamente deshechos. Amy me mataria, le habian costado demasiado.
Pero al recordar lo que habia hecho rompi en risas.
Loca. Soltera. Feliz. Palabras que me describian.
Me puse los restos de mis tacones y continue caminando hacia la oficina de mi amiga. No sin antes parar por su revista. La tome, pagé y al darme la vuelta.
Un impacto inevitable me hizo dar una voltereta y caer de espaldas, derramando café en mi ropa y rompiendo -por fin- mis tacones. Solo gemi porque realmente habia dolido.
-Perdoname, de verdad, lo siento -suplicó una voz varonil.
Aclare mi cabeza y asenti.
-Esta bien... solo... ¡hug! mis zapatos... -me lamente por un segundo al saber que iria descalza.
-¿Eran muy caros?
-Eso no importa...
Abri mis parpados. Que habian estado cerrados. Y habia un chico muy guapo, hincado frente a mi, con el ceño fruncido y clara preocupación. Sus ojos. ¡Dios! ¡Que ojos! Sus labios tan... su rostro en si... increible que pudiera existir alguien asi.
-¿No importan?
Rompio mi ensoñacion y sacudi la cabeza.
-Eh... ¿que?
-Los zapatos.
-Ah... no, la verdad no. Solo me preocupa el irme a casa descalza.
-Eres una chica rara -musitó dandose una palmada en la frente.
-¿Por qué? -tartamudee sacudiendo el liquido de mi ropa, tratando de que el olor se alejara de mi nariz. El golpe me habia mareado y con el olor era capaz de vomitar.
-Otra chica ya me habria demandado por ellos. Son de marca.
-Eh... -OK, no lo sabia, y el se habia dado cuenta en unos minutos- bueno, si, creo... me los regalaron.
Sonrio de manera leve. Asi se veia mucho mas guapo.
-Dejame ayudarte.
Me dio la mano y me levanto. Al ver mis pantalones, la chamarra y la blusa empapadas me ofreció el saco gris que traia. Me lo puse y oli su aroma. Lavanda, menta y tabaco.
-Me llamo Jason Scott -se presentó.
-Soy Catherine -le conteste por igual pero evitando mi apellido por razones que me aterraba recordar.
-Tu ropa esta arruinada. No puedes irte asi.
Oh, Oh. Habia roto mis esperanzas de conservar el saco cuando se fuera.
-¿Como?
-Te llevarte a que compres algo.
-No es necesario...
-Claro que si.
-Podrias solo llevarme a mi casa.
-O podria comprarte algo nuevo ya que arruine esto por ir hablando por telefono.
-Pero...
Me calló con un dedo en los labios.
-Ok, ire de compras contigo Jason Scott.
-Gracias Catherine.
Me tomo de la mano inseguramente y senti algo extraño, pero me agrado. Lo segui y llamo a un taxi, le dio indicaciones y mientras veia por la ventanilla esperaba llegar a nuestro destino. El centro comercial.

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